¿Aún no sabes lo que desean los bárbaros?
Deslúmbralos con el poder de las rameras sagradas:
Adorna y perfuma tu rostro,
Cimbrea tu cuerpo lozano;
Que tu pecho y tus labios se inflamen de humedades,
Mas nunca de sentimiento.
Hazles sentir que quizás
-¡cuídate de que sólo sea quizás!-
todo eso puede ser suyo.
Escucha sus bárbaras palabras,
Mas no importunes su vanidad con las tuyas.
Juégalos, muestra,oculta -¡oculta!-
Y nunca arriesgues nada de ti,
no es ese el juego.
¡es tan fácil seducir a los bárbaros!
¡son sólo niños hambrientos!
¿qué será de ti, niña, sin los bárbaros?
Seré una mujer, libre y desnuda.
Y una mujer no espera a los bárbaros
El poema parafrasea otro poema: "Esperando a los bárbaros" de mi amado Kavafis...
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