Se ha ido. Nadie sabe por qué, pero la estatua
del parque se ha largado del pedestal dejando tan sólo su rastro en la nieve y la
escalera con la que bajó a la tierra…por si acaso algún insensato desea pasar a
la historia. Quizás ha sido el insoportable frío, o quizás la infinita y gélida
distancia que supone ser, tan sólo, mirada. Se sentía tan sola que no soportaba más
su proporción y su belleza. Nadie, que no sea de piedra, resiste durante tanto
tiempo ser admirado. Esta vez no se olvidó de tomar una determinación y eligió
el mundo, la imperfección, los pies manchados, el amor de una lumbre, el peligro de la aventura.
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