sábado, 24 de marzo de 2012


NUEVO GÉNESIS:
DE LA SONRISA CREADORA

Quizá  la  tarea del  que  ama a los  hombres consista
en  lograr  que  éstos se rían de la  verdad, lograr  que
la  verdad  ría,  porque  la  única  verdad  consiste  en
aprender a librarnos de la insana pasión por la verdad.


Umberto Eco



         En el principio abrió los ojos el Hombre y allí estaban el cielo y la tierra; y no sabía el Hombre si la tierra era caos y confusión y el cielo orden y jerarquía porque no tenía conciencia, tan sólo sentidos con los que percibir lo que allí estaba...
      Atardeció y amaneció: día primero... y el hombre sonrío al estar en medio de toda aquella belleza.

          Abrió  los ojos el Hombre y vio en el horizonte una gran mancha azul. Caminó hasta ella y vio  el mar,  se sumergió en él y sintió la humedad de sus aguas...
       Atardeció y amaneció: día segundo...  y el hombre sonrío al rozar su piel toda aquella belleza.

          Abrió  los ojos el Hombre y el sol le deslumbró. La luz dejó paso a la oscuridad y divisó el Hombre en el firmamento la luna y las estrellas...
          Día tercero... sonrió el Hombre al contemplar toda aquella belleza.

       Abrió  los ojos el Hombre y vio los árboles y las flores y los ríos y los manantiales, y todos los colores de los que estaba pintado el mundo. Comió de los frutos de todos los árboles y bebió el agua de todos los manantiales...
       Atardeció y amaneció: día cuarto.... sonrió el Hombre al saborear toda aquella belleza.

         Abrió  los ojos el Hombre y vio los animales que habitaban la tierra, el cielo y el mar, y oyó el Hombre la música del mundo...
       Atardeció y amaneció: día quinto....  y el Hombre sonrío al escuchar toda aquella belleza.

          Y abrió de nuevo los ojos el Hombre y vió frente a él a la Mujer...
         Atardeció y amaneció: día sexto... y sonrío el Hombre ante el misterio de toda aquella belleza.

        Pero en el séptimo día, cuando el Hombre creía que ya  no había más belleza que descubrir, la Mujer sonrió y sus mejillas y sus ojos ardieron.
…y deseó  estar con Ella
... y Ella deseó estar con Él.
        Atardeció y amaneció: y el día séptimo el Hombre y la Mujer no descansaron y entre risas y sudores se descubrieron con todos los sentidos porque ninguno de ellos tenía conciencia
….y el eterno mundo escuchó sus risas y se re-creó con ellos.

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