domingo, 14 de octubre de 2012

ESTA OQUEDAD EN MI



Voy a  mi vida y ejecuto mecánicamente
los movimientos que requiere el día a día,
poniendo inconsciente en ellos
las virtudes que me enseñaron:
Me despierto a mi hora…..con disciplina.
Conduzco a mi trabajo….con prudencia.
Digo buenos días….con educación.
Expongo el pensamiento de otros…con didáctica claridad.
Reivindico la justicia…con arraigado compromiso.
Respondo los mensajes que me solicitan…con amabilidad.

Y con cada  movimiento y palabra que ejecuto,
los idiotas admiran mi virtud,
mientras yo sé que, vacía de ilusión y de deseo,
estoy humillando a la Vida.

Muchas veces me perdonó el miedo.
Porque sabía que detrás del miedo estaban mis ganas.
Aunque no sé si esta vez podrá perdonar
esta oquedad en mi, este vacío que la humilla.

Pero aún sin  intensidad y sin rumbo habrá que seguir.
Quizás toca aprender a dejar la vida tan sólo transcurrir.



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